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Tareas del duelo

Hasta aquí:

Hemos hablado de que el duelo es una respuesta natural ante un hecho natural como el morir. Que produce dolor. Cada persona experimenta la sensación de dolor de maneras diferentes, tanto en forma física como psicológica. Desafortunadamente, hay una idea error de alejar el proceso del duelo, lo que produce un lugar pasivo.

Hemos reforzado:

La importancia de hacer del duelo un proceso activo y adaptativo, lo que nos lleva a pensar en estrategias de acompañamiento desde las recientes posturas de tareas del duelo propuestas por diferentes investigadores y expertos en duelo como William Wordwn, Therese Random entre otros, quienes definen las tareas del duelo como aquello que el doliente tiene que resolver para poder elaborar su duelo adecuadamente.
Hablar de tareas en lugar de fases (según la teoría de Colin Murray Parkes) o etapas (según las teorías de Elizabeth Kübler-Ross, 1973) le da al sujeto la posibilidad de llevar a cabo una acción de manera activa, ayudándole a aliviar esa sensación de impotencia, de “¿Qué puedo hacer yo por mí mismo para estar mejor?”. Por otro lado, coloca al sujeto en un lugar activo del duelo, no pasivo (padeciéndolo).

Las tareas del duelo son:

1.Asumir la realidad de la perdida:

Consiste en reconocer que se ha producido una separación en todos los aspectos de la vida del doliente con el fallecido. Esto invita al doliente a recorrer un camino que le lleva a definir quién era él para esa persona y quien era esa persona para él. 
De esta manera ahondamos en el significado de la pérdida. Involucra todo lo que tiene que ver con qué hacer con las cosas de la persona que fallece, cambiarse de casa o no.

Aquí el bloqueo principal es que puedo no querer realizar ninguna acción con la esperanza en que su familiar va a regresar.

2. Elaborar las emociones relacionadas con el duelo:

Cómo trabajar en esta tarea:

Lo más importante en esta tarea es guiar a la persona en duelo a identificar sus emociones y permitir la expresión de estas. Es aquí donde podemos hacer uso de varios recursos como:
– La silla vacía
– Carta a las emociones (no a la persona que falleció)
– Cuento del vacío de Ana Llanas
– Trabajar con fotos o artículos del fallecido.
– Dibujo que plasme sus emociones en el duelo

3. Aprender a vivir en un mundo en el que el fallecido ya no está presente:

Cómo trabajar en esta tarea:

Guiar en la adaptación que necesita la persona en duelo con respecto a todos los cambios que implica la muerte de su ser querido. Podemos planear y ordenar las actividades pendientes de las más sencillas a las más complejas.

Según la persona avance en esta tarea, irá ganando confianza y podrá disminuir el estrés de hacer cosas que antes no hacía, o las hacía acompañadas. La clave es el valor de los pequeños pasos que producen grandes cambios.

4. Recolocar emocionalmente al fallecido y seguir viviendo:

Esto enlaza con la idea de “guardar” al fallecido en un lugar que es solo nuestro, sin hacerle un altar ni renegar de sus recuerdos. Consiste en entablar nuevas relaciones, recuperar la ilusión, vivir y no limitarse a sobrevivir.

Esta tarea tiene que ver con recuperar la ilusión de vivir. A veces queda sin resolver, por lo que el duelo se cronifica. Cualquier actitud personal de la persona en duelo que esté relacionada con la idea de no volver a disfrutar de la vida es un indicador de bloqueo.
Es importante entender que estas cuatro tareas no tienen por qué realizarse en un orden concreto, ni son sucesivas, es decir: no es necesario completar cada una de las tareas antes de pasar a la siguiente. Simplemente, es una guía para acompañar de manera activa y elaborar duelos adaptativos.